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Pantallas educativas: La “voz” de los estudiantes en el weblog de una cátedra universitaria

Por María Cecilia Reviglio

La aparición y difusión de blogs de diversos tipos ha dado lugar en los últimos tiempos a variados estudios e investigaciones con la intención de dar cuenta de algunas regularidades de este fenómeno que parece extender la posibilidad de la palabra hasta límites infinitos: desde el avenimiento del sujeto en su propia escritura, pasando por los nuevos tipos de socialización de la palabra hasta cierta reconfiguración de los espacios de publicación y de los lugares institucionalizados para hacer público un texto escrito.

Sin embargo, aquí nos interesará abordar un aspecto de estos nuevos tipos de publicaciones que parecen presentar regularidades interesantes: el uso de los espacios destinados a los comentarios en este nuevo formato en el cual las normas lingüísticas no son necesariamente atendidas en sentido estricto. Una cierta despreocupación por su cumplimiento se manifiesta en ciertos errores de utilización de la lengua, considerados marcas de un “texto vivo”[1].

¿Cómo se da esta interacción en los blogs educativos o edu-blogs? ¿Qué sucede allí con las normas lingüísticas? ¿Cómo aparece, fundamentalmente, la voz del estudiante en una zona heterogénea e, incluso, híbrida por momentos, del uso del lenguaje? Si bien existe una flexibilización de las reglas de utilización de la lengua en los blogs, la finalidad académica de esas superficies cruza la herramienta… ¿transformándola? Este artículo se propone analizar el modo en que los estudiantes usan la palabra en un caso particular: el blog de la cátedra Redacción 1 de la Universidad Nacional de Rosario[2].

Un paseo por el territorio a estudiar.

Tomemos un momento para reconocer el territorio donde se expresa la voz de los estudiantes, a fin de escuchar estas intervenciones en el contexto en el que fueron enunciadas. La página de Redacción 1 tiene el formato de un blog, es decir, “… una jerarquía de texto, imágenes, objetos multimedia y datos, ordenados cronológicamente, soportados por un sistema de distribución de contenidos capaz de proporcionar (al autor) la funcionalidad necesaria para distribuir esos contenidos con cierta frecuencia, exigiéndole unas capacidades técnicas mínimas, y que puede facilitar la construcción de conexiones sociales significativas o comunidades virtuales alrededor de cualquier tema de interés”[3]. Contiene una red de páginas vinculadas compuesta por un weblog de página principal y un conjunto de weblogs, uno por cada comisión de la materia. Esta red de blogs está entramada a la vez en hipertextos, lo que genera una proliferación de relaciones entre textos, autores y lectores que sólo puede describirse como un contenido en sí mismo.[4]

Mencionaremos una particularidad respecto de este edublog que merece un pequeño aparte. Bajo la palabra “educativa” se agrupa una serie variada de blogs, muchos de los cuales no remiten a cursos estructurados sino que publican información sobre una disciplina o debates académicos y por lo cual también se les podría llamar “temáticos” (Contreras Contreras; 2004). El blog sobre el cual trabajaremos remite, en cambio, a un curso formal de una universidad y el sitio está dirigido a un grupo determinado de estudiantes, aunque es posible visitarlo y dejar comentarios, aún sin ser alumno de la casa. Es decir, que las participaciones en él son de orden institucional y tienen una clara inclinación didáctico-pedagógica en tanto parte de un dispositivo de aprendizaje formal e institucionalmente reconocido.

En términos estructurales, la página cuenta con una entrada central general donde docentes y ayudantes alumnos publican textos de interés, relacionados con los temas que se abordan en la materia o en la carrera en general. El sector izquierdo de la pantalla cuenta con varios menús; dos se destacan: el índice temático y el listado de comisiones. Desde el margen superior de la página es posible acceder al programa de la materia así como a la bibliografía obligatoria y complementaria —que se puede descargar desde allí— y consignas de trabajos.

La mayoría de los comentarios de los estudiantes se encuentran publicados en los sectores pertenecientes a cada una de las comisiones, a la que tienen acceso cualquiera de ellos, más allá de la comisión a la que pertenezcan. En este sentido, la comunicación que comienza en el aula, en el “cara a cara” entre docentes y alumnos se continúa en la página, retomando, seguramente, códigos propios de cada grupo.

Por ello, cada espacio destinado a una comisión tiene características particulares. Todas tienen imágenes; algunas, fotos de las clases; otras, videos; la mayoría tiene anuncios o comunicaciones de los docentes: avisos, cronogramas, notas, consignas, resúmenes de clase, etc. En frecuentes oportunidades se publican trabajos de los estudiantes, así como resúmenes de clase redactados también por ellos. En los apartados siguientes intentaremos dar cuenta de sus voces, sus estilos, modismos, estrategias de puesta en discurso, etc., ya que creemos que es posible rastrear una suerte de “estilo de comentario de blog”. Por el contrario, resulta más dificultoso pensar en ese tipo de regularidades respecto del modo de escritura de los blogs en general. Esta dificultad reside particularmente en la heterogeneidad que la herramienta contiene como potencialidad. En este sentido, acordamos con Vanoli en pensar al blog como  un megagénero, es decir, como “una máquina productora géneros, pero también como espacio de ensamble, transposición y consiguiente refuncionalización de los géneros preexistentes; tanto superficie de escritura como de imaginarización de la lectura” (Vanoli; 2008: 236). Dentro del blog, en tanto reservorio y laboratorio experimental, conviven, se articulan y se metamorfosean diversos géneros textuales que inauguran un nuevo modo de pensar el universo discursivo virtual.

Apuntes sobre el lugar del comentario y otros espacios de participación de los estudiantes.

A diferencia de otros blogs utilizados en contextos educativos[5], en este caso se trata de una red de blogs de cada comisión donde docentes y ayudantes alumnos publican las entradas. La interacción con y entre los estudiantes se da a partir de los espacios de “comentarios”. Este lugar a partir del cual se podría definir la capacidad conversacional de un blog (Fumero; 2005)[6], es el sitio privilegiado de expresión espontánea de los estudiantes. En sus discursos se hacen presentes los códigos propios de la interacción entre compañeros de clase: cierta informalidad en el modo de expresarse, una despreocupación por la corrección sintáctica de los enunciados, rasgos de la oralidad presentes en la escritura.

De este modo, Vanoli propone pensar los espacios de comentarios como un género primario en el sentido propuesto por Bajtin: la simpleza de los enunciados, la espontaneidad que se percibe en la producción discursiva, la inmediatez, la evidente y pronunciada dialogicidad que se genera permanentemente entre ellos, los acercan a los intercambios lingüísticos propios de la vida cotidiana. Recordemos que los géneros primarios son géneros no expertos que hacen posible y suponen la necesidad y posibilidad de la réplica, dada la inmediatez del receptor. Son generalmente orales o de tipo cotidiano como es el caso de una carta personal o incluso intercambios coloquiales por correo electrónico o conversaciones vía chat (Cfr. Bajtín; 1982). Si bien es cierto que esta noción por momentos resulta difusa, ya que parece problemático pensar una suerte de oralidad “pura”, sin influencias de otros géneros secundarios como podrían ser los mediáticos, esos intercambios “primarios”, aún contaminados por otros géneros, son receptores sensibles y flexibles del menor cambio en la vida de una sociedad por su inmediatez con la realidad. En ellos es posible hurgar para rastrear modificaciones de orden social. Esto convierte al espacio de los comentarios en uno de los lugares privilegiados para el análisis de aquello que entre los estudiantes universitarios está mutando. Se podrían arriesgar aquí varias cuestiones; una de ellas estaría dada por cierto cambio en el estatuto del vínculo entre docente y alumno que vendría a horizontalizar la interacción, al menos, desde el registro de lo discursivo. No es éste el lugar en el que desarrollaremos esta idea, pero merece ser puntualizada para otras indagaciones. Valen dos ejemplos del blog para ilustrar esta hipótesis: “Che tuteenla (a la profesora) bah yo me tome el atrevimiento… Es más la voy a agregar al messenger para mandarle trabajos todo el tiempo y hablar de la vida…” “nah enserio, te apreciamos! sos una buena profe… sentimos molestarte tanto pero asi son los grupos / lindos locos…”[7]

¿Qué mirar en los comentarios publicados en la página mencionada? Intentemos realizar una clasificación según diferentes criterios. Uno de ellos es el tópico al que refieren. En este punto, encontraríamos los siguientes tipos:

1.- Consultas, valoraciones, opiniones sobre los textos publicados.

2.- Reacciones / Respuestas a comentarios anteriores.

3.- Consultas sobre cuestiones de la vida académica. Por ejemplo, preguntas sobre la fecha de parciales de otras materias.

En los comentarios del segundo tipo podemos encontrar con mayor fuerza la dimensión dialógica del blog, ya que es frecuente que se establezca un coro de voces que adhieren, cuestionan, replican, refutan, refuerzan, etc.

Otra posibilidad es observar las intenciones de los comentarios, en tanto actos de habla. Es decir, indagar el aspecto performativo del blog. ¿Qué acciones realizan los estudiantes en este espacio de participación e interacción? Consultan, opinan, critican, elogian, replican, aclaran, bromean. Es un espacio donde la comunicación tiene lugar con acciones variadas, espontáneas en un contexto que pareciera autorizarlas. Los actos de habla, tal como los plantea Austin (2006), tienen una dimensión jerárquica. Para ser tales, es necesario que quienes los llevan a cabo estén debidamente autorizados, es decir, que el contexto los habilite: “… siempre es necesario que las circunstancias en que las palabras se expresan sean apropiadas de alguna manera o maneras” (Ibídem: 49). Desde esta perspectiva podemos afirmar que en el espacio de los comentarios del blog de Redacción se llevan a cabo actos de habla en tanto el contexto autoriza a sus participantes a realizar tales acciones.

Por otro lado, es interesante rastrear qué tipo de texto publicado es el que genera mayor caudal de comentarios. Sobresale el hecho de que algunas publicaciones no tienen ninguno mientras que otras tienen en gran cantidad. Estas últimas son, en su mayoría, las que generan mayor polémica en relación con el contenido o bien, el caso de que algún comentario sea el que desata el debate.

La publicación de trabajos de los alumnos por parte del docente también suele generar reacciones de los compañeros, en general haciendo críticas y chanzas sobre el material escrito. En una de las comisiones se destaca un trabajo de un alumno al que le realizaron once comentarios. Todos ellos apuntan a cuestionar las ideas vertidas por el compañero en su escrito. Las pocas que rescatan rasgos positivos, también manifiestan críticas y mencionan los cuestionamientos de otros lectores. En este caso, como en muchos otros, los comentarios no siempre tienen un mismo interlocutor, porque mientras algunos le hablan directamente al autor del escrito (“¿Qué???? ¿Acaso estás hablando en serio?? (…) Te propongo que te instruyas más sobre el tema”; “Tengo dos comentarios para dejarte sobre tu texto…”), otros lo hacen adoptando el modo impersonal o bien dirigiéndose al resto del grupo (“Completamente de acuerdo. Es la forma despectiva que usa lo que molesta”; “Como ya dije antes, me gustó mucho el texto”). Esto estaría dando cuenta del carácter plural del espacio, en tanto el interlocutor son todos y uno al mismo tiempo. Los estudiantes parecen saber que del otro lado hay una comunidad conocida de lectores y que pueden hablarle a todos, a uno, a algunos, incluso haciendo referencia  a informaciones que poseen de ese otro por interactuar con él en ámbitos diferentes al territorio en el que se publican los comentarios. Esta es otra diferencia nada menor respecto de blogs de tipo no educativos, en los cuales los participantes de los comentarios no se conocen entre sí y quien publica las entradas centrales tampoco conoce fácticamente a sus lectores, sino que sólo posee la representación que se construye de ellos. En este caso, los lectores escritores —ya que tienen ambos estatutos al mismo tiempo: comento el texto de un compañero que a su vez, comentará el mío— interactúan en otros espacios no virtuales, se conocen las caras, los tonos de voz, los modos de relacionarse con otros, etc. y todo esto junto a la construcción que imaginariamente cada uno de los participantes realiza del grupo, colabora en la construcción de esa audiencia selecta, acotada, con fronteras bastante más definidas que en otros sitios con la misma estructura.

En otros casos, son las consignas de trabajos publicadas por los docentes los textos que generan mayor cantidad de comentarios[8]. Incluso, se puede apreciar la generación de un intercambio enteramente dialógico entre docente y alumnos en esta sección. Aunque los intercambios no se den en simultáneo, pueden pensarse como partes de un diálogo “en diferido”. Cada intervención de un estudiante es una consulta sobre la consigna y tiene como correlato una respuesta del docente, produciéndose de este modo, un diálogo fluido que sostiene la interactividad del sitio. El espacio áulico de enseñanza–aprendizaje pareciera extenderse al blog produciendo un efecto de continuidad en el vínculo. Encontramos un ejemplo en el siguiente intercambio:

Comentario de un alumno: “podría explicarnos un poco de que consta el parcial?”

Respuesta del docente: “Si como no. Habra dos partes del trabajo integrador: la primera para todos los alumnos, tendran que realizar un trabajo de producción con alguna reflexión propia (…).”

Este y otros ejemplos similares dejan expuesto que la interacción en el blog se da en diversos sentidos. Incluso muchas veces son los propios estudiantes los que se adelantan a la respuesta del docente: “Hoy nos surguió una duda en la clase de pensamiento: la profe dijo que la semana del 22 se suspenden las actividades por las mesas de examen…la pregunta es: ¿el parcial se toma igualmente no?” Un compañero aclara: “La onda es asi: (segun lo que entendi) La semana q viene capaz q hay paro el lunes(no es seguro). Pero el parcial sigue el 22 es inamovible (…).” Todos participan: docentes, estudiantes y algunas veces lectores ajenos a la cátedra o alumnos de otras comisiones que se dan un paseo por los sitios vecinos para ver en qué trabajan los otros o curiosear sobre la producción de sus compañeros.

Aproximaciones a una descripción de las prácticas discursivas de los estudiantes en el blog de Redacción

Al prestar atención a las cuestiones de las formas discursivas que los participantes utilizan en el espacio de los comentarios, encontramos algunas marcas en la escritura que podrían homologarse con las del Chat. El fuerte componente dialógico que encierra este espacio y la espontaneidad de las intervenciones permiten trazar diferencias y similitudes con esta otra práctica.

Evidentemente son las características del tipo de discurso generado en ese espacio y el carácter interactivo e informal lo que acerca estos comentarios al “género confuso”[9] del Chat. Así, incluso, lo manifiesta una estudiante cuando, respondiendo a una intervención de una compañera, apunta: “vos amiga no te quedas atrás eh? / te quiero amiga te veo pronto / que era un chat esto? /Jajaja.” No sólo es su comentario explícito lo que da esta pauta, sino incluso la organización en el espacio que elige para disponer su comentario. La ausencia de signos de puntuación es salvada por la distribución de las frases en renglones diferentes, como si cada una de ellas fueran participaciones diferentes en un diálogo. La división de un enunciado en diferentes líneas es un rasgo típico de las conversaciones por chat que persigue el objetivo de sostener la instantaneidad, cierto ritmo en la expresión de las ideas, cierta agilidad en el intercambio para que el interlocutor no se aburra del otro lado de la pantalla. En este sentido, el chat puede pensarse como una actividad comunicativa interaccional de carácter sincrónico (Blanco Rodríguez, 2002). Es decir, el mensaje se recibe al mismo tiempo que fue emitido. Si bien el espacio de comentarios de un blog —o al menos, del blog que estamos analizando— no tiene la propiedad de ser sincrónico, compartiría con el chat las cuestiones comunicativas e interaccionales.

En ambos “géneros” es posible encontrar oraciones simples y cortas, cierto estilo que Ferrari (2008) llama “desenfadado”  (Ej. “bue, no jodo mas… por ahora jeje”;” Soy de otra comision, un metido digamos… / Vi luz y entre… /Solo queria decir una cosa: / Juan, loco enfermo! /Nada más, el me conoce no se preocupen si es que lo hicieron…”), la naturaleza emotiva y expresiva que se trasluce en ciertas intervenciones de los estudiantes, como por ejemplo: “La clase fue como un canto al alma! Jajaja / Si no me digan mas poeta que me lo voy a creer...(…); o “Juan, sos un grande sabelo!!!! saludos!!”. Todas estas manifestaciones están dando cuenta no sólo del carácter informal e interactivo que atraviesa estos espacios, sino también de algo relativo a la naturaleza del vínculo, organizado a partir de una fuerte afectividad generada en los espacios de interacción dentro y fuera del espacio del blog. Más allá del objetivo pedagógico que encierra el sitio, en tanto sitio oficial de una cátedra universitaria pública, los lazos que se construyen son del orden de los afectos y es desde esa perspectiva que los sujetos participantes se relacionan entre sí, interactúan, hacen referencia a la cuestiones de la vida académica (“(…) toda excusa para no leer Durkheim me viene bien :p bah, a mi y al Jere jaja (si, la ligaste de rebote nene)”); a asociaciones producidas por otros comentarios (“jajaja como sera la laguna q el chancho la cruza al trote / no se q tiene q ver, pero la de «no saltes q no hay charquito» siempre me la hace acordar :P”). Se vinculan desde la palabra buscando encontrar un campo común de sentido, si no de ideas, al menos de sentimientos. Si es cierto que el aula rompe las fronteras de sus paredes, y se expande hacia el espacio virtual, si es posible considerar a la página como una extensión del aula donde se replican los vínculos que se tejieron en presencia física dentro de un salón de clase en la universidad, ¿por qué sorprenderse de que la interacción que se da en el sector más dialógico del blog sea de orden informal, por momentos en son de broma, réplicas de lo oral?

Sin embargo, como en todo género confuso, se encuentran elementos propios de géneros diferentes. Aunque la dimensión interactiva de corte conversacional es fuerte en estos formatos, los códigos propios de la escritura se hacen presentes en un espacio en el que la herramienta de la palabra escrita le da la primera posibilidad de existencia. Al respecto, Beatriz Sarlo afirma: “En lo escrito hay una clave de bóveda del mundo. Todavía no se ha inventado nada más allá: los hipertextos, Internet, los CDROM y los programas de computadora suponen la lectura, obligan a la lectura y no son más sencillos que los libros tal como los conocimos hasta hoy. (…) Hasta hoy, nuestra cultura (quiero decir la cultura llamada occidental en sus diversas versiones) es visual y escrita” (Sarlo; 1997: 193-194). Y esto sucede tal vez, porque en las culturas escritas  sólo puede concebirse lo que Walter Ong llamó “oralidad secundaria” por contraste con la “oralidad primaria”, propia de culturas que no tienen ningún conocimiento de la escritura. Los modos de organización de la oralidad no son iguales en una cultura atravesada por la tecnología de la escritura que en otra donde esta última no existe. Tal como lo explicita este autor, la oralidad secundaria pertenece a la cultura de “la alta tecnología, en la cual se mantiene una nueva oralidad mediante el teléfono, la radio, la televisión y otros aparatos electrónicos que para su existencia y funcionamiento dependen de la escritura y la impresión” (Ong; 2006: 20). Más adelante en su libro, agrega que la oralidad secundaria se parece a la primaria en el modo en que repone la “mística de la participación, su insistencia en un sentido comunitario, su concentración en el momento presente, e incluso su empleo de fórmulas” (Ibídem: 134), aunque esté basada  permanentemente en el uso de la escritura. En este punto, podemos decir que la “oralidad” tal como se hace presente en los comentarios sólo es posible a causa de la existencia de la escritura, no como mero soporte material de las palabras, sino también en lo que de formal se encuentra expresado allí.

Esta “confusión de géneros”, esta suerte de mixtura propia, por otro lado, de estas culturas escritas, hace posible la convivencia de estos enunciados más informales y otros con un nivel de elaboración mayor, que se acercan más a lo escrito formal que a lo oral interactivo. Estas intervenciones suelen ser críticas concienzudas a trabajos publicados de compañeros. ¿A qué nos referimos con más cercanos a lo escrito? Oraciones bimembres complejas, utilización de mecanismos de cohesión hacia el interior del texto pero también hacia fuera del texto, presencia de conectores lógicos y semánticos, utilización canónica de los signos de puntuación[10], organización más rigurosa y estable de la información. En estos casos no aparece el uso de muletillas ni de códigos de interpelación al lector de orden coloquial.[11]

Una característica que acerca la superficie de comentarios del blog a la interacción de los chats es el uso de emoticonos o smileys. Esa cuota de expresividad que en una interacción cara a cara es aportada por gestos, tono de voz y otros elementos paralingüísticos, se intenta completar con el uso de estos signos propios de los canales de chat. Así se pueden formar gestos de alegría, enojo o guiños graciosos con los mismos elementos que forman el teclado alfanumérico de la computadora y cuya lectura es horizontal. Mayans i Planells (2002) hace una lista de los emoticonos más frecuentes con una propuesta de clasificación y apunta algunos datos sobre el origen de este nuevo “código” que fue creado por Kevin MacKenzie en 1979. En esa oportunidad, este “explorador tecnológico” propuso incluir emotividad a los textos de los correos electrónicos a través del uso de símbolos disponibles en los teclados de las computadoras. Estos signos también tienen una presencia cada vez más extendida en los comentarios de los blogs. En este contesto, es posible pensar estos elementos como un intento de recuperar la cercanía de lo oral, perdida por la mediación de la PC. Así, los comentarios se constituirían como un lugar de ida y vuelta entre oralidad y género mediático.

A modo de refuerzo de lo que se dice, la utilización de los emoticonos sirve para despejar posibles dudas sobre el tono de los enunciados: “MB la foto! =)”; “toda excusa para no leer Durkheim me viene bien : P”; “LACASiTO: busca en el diccionario, y sacate la duda 😉 ” ; “Me parece que los de la comisión 1 tenemos para rato! =S.” De todos modos y tal como lo expresa Mayans i Planells (Ibídem), estos gestos pueden ser interpretados de diferentes maneras según el contexto en el que se encuentran utilizados ya que al igual que los gestos físicos, tienen variados significados. Dependerá de las competencias comunicativas del receptor el modo de comprender el guiño emitido. En ese sentido, afirma que aunque el signo puede ser pensado en su naturaleza icónica en tanto tiene una semejanza con los gestos faciales, “el emoticono no lleva inscrito un significado directo, para empezar porque su decodificación es indexical, depende del contexto” (Ibídem: 72). Por otro lado, no está de más reiterar lo que ya se ha señalado en muchas  oportunidades, respecto de la diferencia de estos gestos “fabricados” respecto de los que los participantes de una conversación producen en un intercambio cara a cara: la espontaneidad. Mientras que en la comunicación que se da en una charla en presencia, aparecen intercambios conscientes e inconscientes, en tanto muchos de los gestos faciales son involuntarios (de hecho, es frecuente escuchar apreciaciones del tipo: “No pude evitar que mi cara me delate” o “No pude ocultar mi asombro”.), los emoticonos son producidos consciente y voluntariamente. Es más fácil, en este sentido, mentir los gestos de este tipo, que mentir los físicos.[12]

La utilización de estos signos se ha extendido no sólo a la superficie de las pantallas digitales. También son utilizados en discursos de tipo lúdico, como los publicitarios, más allá del soporte material en el que se encabalguen. En este doble sentido es que debe analizarse la presencia de emoticonos en los comentarios del blog analizado. Estamos en presencia de un texto que se escribe por medio del teclado de una PC y circula a través de la superficie de una pantalla, pero también son textos donde precisamente se observa un juego con el lenguaje, un tono más coloquial, de mayor proximidad, más cercano a lo conversacional. Los emoticonos, entonces, cumplen el rol de darle a esas intervenciones descontracturadas, coloquiales, “orales” en algún sentido, la expresividad que se pierde con la mediación de la pantalla y la palabra escrita.

La cuestión de la firma también presenta particularidades curiosas. Mientras que algunos de ellos eligen firmar sus intervenciones en el cuerpo del comentario — incluso hacer aclaraciones como en el caso de una alumna que consigna su nombre y su apellido y precisa entre paréntesis “aclaro porque somos tantas Flores!”, como si la firma con apellido incluido no fuera propia del género y fuera necesaria la aclaración para justificarla—, otros dejan solamente como firma la que el programa ingresa automáticamente cuando cargan su comentario.

En los casos en que los “comentaristas” son alumnos de cátedra, la cuestión de la firma tiene un lugar importante, en tanto es relevante en el grupo clase poder identificar quién es el que realiza el comentario. Así como es frecuente que en los comentarios escritos en publicaciones digitales masivas, los comentaristas utilicen una suerte de seudónimo —o bien para ocultar su identidad y quedar en el anonimato o bien para jugar a crear un personaje—, en este caso, aunque muchas veces el nombre utilizado no sea literalmente su nombre y apellido, sí remiten a ellos y pueden ser fácilmente identificados por quienes participan de la página y también del aula.

Por último, llama la atención cierto uso particular que se hace de los signos de puntuación en estos espacios. Como si la cadencia oralizada que reina en las participaciones no necesitara de la explicitación de puntos, comas, dos puntos, etc. que resultan indispensables en textos escritos. Vandendorpe  define a la puntuación como “… un conjunto de procedimientos propios del lenguaje escrito, mediante el cual el autor o editor pone de manifiesto las relaciones que mantienen las diversas unidades lingüísticas de un texto dado. Esencialmente, reviste los fenómenos de segmentación en proposiciones y frases” (Vandendorpe; 2002: 131).

¿En qué consiste ese uso particular? La primera ausencia que se advierte es la del punto. En muchas ocasiones, las oraciones están separadas espacialmente, aunque no necesariamente formen párrafos diferentes. Reproducen en algún sentido las líneas del los diálogos de chat: para cada intervención, una línea diferente que no está delimitada por el punto. La función de segmentación de proposiciones es cumplida por la separación espacial sin necesidad de incluir ningún otro signo. Sin embargo, esto no ocurre cuando las oraciones están dispuestas una al lado de otra. En estos casos, el punto es el responsable de trazar la frontera entre oraciones ya que muchos ejemplos no comienzan con mayúsculas. (“no creo que llegue a sentir lo de Capote, gracias a mis compañeros, que escriben maravillosamente! y gracias a la profe. la culpable de nuestros dedos gastados!!!”; “La verdad ale que te felicitooo!!! muy buena tu redaccionnnn……. sin palabras.. bueno ahora a terminar el miop jajja!! esta difisil despues de ver semejantes cuentosss!!!!!! seguis adelante.. te kiero)

En cambio, aparece con mucha más frecuencia que en otros tipos de textos la utilización de los puntos suspensivos para separar oraciones que en algunos casos están presentes en la misma línea y en otros, no. (… “soy muy mala cocinando…. jajja y mas si se trata de torta o algo de eso.. si quieren me encargo de llevar termos con agua y jugo… / bueno los dejo.. che que paso parece que mas nadie entro a comentar.. los dejo besitoosss….”; “bueno, espero que aprobemos todos… voy a estar MUY ansiosa esperando la nota, y saludos a mis compañeros mudos de la comisión 2 =)”; “A TODOS LES DESEO SUERTE… Y NOS VEMOS EN EL PROXIMO CAPITULO… REDACCIÓN 2”) El último ejemplo encierra un caso diferente, ya que los puntos suspensivos no separan oraciones, sino señalan una suerte de pausa entre frases inconclusas y su conclusión efectiva.

En algunos enunciados tampoco se utiliza el signo de interrogación ni al comienzo de la frase —situación de la que podríamos decir que forma parte de la regla: muchos enunciados interrogativos carecen de signo inicial de interrogación— ni al final. Una vez más, esta característica es propia de las intervenciones que emulan la oralidad (“…che que paso parece que mas nadie entro a comentar). Mientras que en otras situaciones, colocan más de un signo de interrogación final, como queriendo enfatizar la pregunta. (“…quién más se prende en la reposteria???”; “no habrás encontrado vos, otra manifestación del Icc no??? Qué dira Freud??) Lo mismo ocurre con el signo de exclamación que, por otro lado, es mucho más utilizado. Así como muchos enunciados interrogativos no tienen signo de inicio, en el caso de los enunciados exclamativos, ninguno lo posee y, en cambio, es harto frecuente que tenga dos o más signos finales. Esta utilización por momentos excesiva de las exclamaciones está relacionada con el registro de uso coloquial de la lengua que se da en estos espacios, donde es importante hacerle saber a mi lector que mi enunciado es enfático, que me siento excitada por lo que digo. Es un modo fácil y simple del escritor para asegurarse que su discurso no posee un tono monocorde.[13] En el mismo sentido, esta utilización extendida de estos signos refiere a la dimensión fuertemente afectiva de estos textos. Lo que se comunican son emociones.

Algunas reflexiones finales.

La palabra circula. Ésta es una realidad cada vez más evidente. La proliferación de canales de chat y blogs de todo tipo son una muestra de que la palabra está movimiento, en boca de quien quiera usarla. Y son muchos quienes la usan. El lenguaje ha servido desde sus comienzos para articular el pensamiento humano, establecer la relación del homosapiens con el mundo y permitirle comunicarse con otros semejantes y con sí mismo. Hoy, con las particularidades propias de la época que transitamos, la palabra sigue rodando en ese mismo sentido: la materialidad cambia, es cierto. Actualmente encontramos palabra ya no sobre piedras, maderas o papiros, pero sí en cambio sobre papel y cada vez más sobre la superficie líquida de las pantallas en todos sus tipos y tamaños. Lo que no cambia es esa emergencia del sujeto en el acto de utilizarla. Soy porque puedo usar la palabra.

La maquinaria del blog —una de las nuevas superficies de inscripción textual— funciona agrupando una cantidad de voces dispersas, convirtiéndolas en un coro donde es posible percibir regularidades aún cuando las particularidades de cada voz siguen teniendo presencia. Intentamos indagar en el grano de esas voces, al decir de Roland Barthes[14], imaginar el cuerpo de esos escribientes aprendices que se lanzan sobre la superficie del blog a dejar su marca. ¿Qué melodía construye ese coro? La de los afectos, indudablemente. Son voces que se cruzan, que dialogan, se critican, se responden, se hacen chanzas, se retractan, ratifican y todo ello constituye un nuevo vínculo, cruzado en este caso por el vínculo tejido en presencia, pero modificado por esta nueva dimensión vincular que permite expresar sentimientos con mayor facilidad que en el cara a cara. Esta especie de nuevo género híbrido creado a partir de la convergencia de la oralidad y la escritura es el género de la expresión de los afectos.  La afectividad circula en los comentarios y crea en esta circulación una comunidad de afectos, una estructura de sentimientos fuerte que al modo de la red de textos de la que está compuesta la página, se va tejiendo y fortaleciendo con cada voz, con el grano singular, único e irrepetible de cada una de las voces.

Ma. Cecilia Reviglio

Febrero – Marzo 2009

Bibliografía

Austin, J.L. (2006) Cómo hacer cosas con palabras: palabras y acciones. 2da edición. Buenos Aires. Paidós.

Bajtin, M (1982) “El problema de los géneros discursivos” en Estética de la creación verbal. Buenos Aires. Siglo XXI.

Barthes, R. (1986) “El grano de la voz” en Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces. Barcelona. Paidós.

Blanco Rodríguez M. J. (2002) “El chat: la conversación escrita” en Estudios de Lingüística Nº 16. Universidad de Alicante. Versión digital disponible en http://publicaciones.ua.es/filespubli/pdf/02127636RD29950785.pdf (visitado el 10/01/2009)

Cassany, D. (1994) Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir. Barcelona. Paidós.

Contreras Contreras, F. (2004) “Weblogs en educación”. Revistra digital universitaria, Vol 5. Nº 10. Disponible en http://www.revista.unam.mx/vol.5/num10/art65/int65.htm (visitado el 13/2/2009)

Ferrari, R. (2008) “Ni oral ni escrito: la sociabilidad del chat” en Urresti, M (editor) Ciberculturas juveniles. Buenos Aires. La crujía. Págs. 183 – 203

Fumero, A. (2005) “Un tutorial sobre blogs. El abecé del universo del blog.” en Revista TELOS, Nº 65, oct – dic. Disponible en

http://www.campusred.net/telos/articulocuaderno.asp?idarticulo=1&rev=65#n5 (visitado el 10/2/2009)

Mayans i Planells, J. (2002) Género Chat o cómo la etnografía puso un pie en el ciberespacio. Barcelona, Gedisa.

Ong, W. (2006) Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.

Sarlo, B. (1997) Instantáneas. Medios, ciudad y costumbres en el fin de siglo. Buenos Aires.  Ariel.

Vandendorpe, C. (2002) Del papiro al hipertexto. Ensayo sobre las mutaciones del texto y la lectura. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.

Vanoli. H (2008) “La superficie Blog. Usos, géneros discursivos y sociabilidades ante la imaginarización de la palabra”, en  Urresti, M (editor) Ciberculturas juveniles. Buenos Aires. La crujía. Págs. 225 – 244.


[1] Al respecto, resulta interesante visitar el decálogo del Buen Blogger publicado en www.elinterpretador.net

[2] Para recorrer la página en cuestión, visitar: www.bdp.org.ar/facultad/catedras/comsoc/redaccion1 Se trabajará solamente sobre este caso, ya que es la única cátedra de primer año de esa carrera que utiliza esta herramienta en el dictado de la materia. La elección de una materia de primer año está relacionada con una decisión metodológica de circunscribir la población a estudiar a estudiantes universitarios de primer año.

[3] Fumero, citado por Vanoli; (2008:227).

[4] Para una descripción más general del sitio, Cfr. Margarit (2005) Innovaciones educativas para la enseñanza de la Redacción. Informe de  avance correspondiente al período 2003 – 2004. Mímeo.

[5] Muchos artículos sobre la función educativa de los blogs dan cuenta de la posibilidad de construir en una misma plataforma, blogs de cada alumno o de grupos de alumnos vinculados entre sí y con el blog del docente.

[6] Al respecto, Fumero (2005: s/n) afirma: “Por otro lado, atendiendo al carácter conversacional de la blogosfera, se podría definir la capacidad conversacional (en sentido estricto) de un blog como el número medio de comentarios de las anotaciones, ponderado con la frecuencia de actualización.”

[7] Todos los ejemplos citados fueron transcriptos tal como estaban publicados en la página de origen. Por ello, en muchas ocasiones parecerá que faltan signos de puntuación, utilización de mayúsculas, etc. Se quisieron respetar todas las características formales (niveles gramaticales, notacionales, sintácticos, etc.) tal como aparecían para poder realizar un análisis que tuviera en cuenta la totalidad de estos aspectos.

[8] Esto es frecuente, sobre todo en las consignas de trabajos extraordinarios, como el Trabajo Final con el que se promueve la materia.

[9] Este concepto fue utilizado por  Mayans i Planells (2002) en su libro “Género Chat o cómo la etnografía puso un pie en el ciberespacio”, donde el autor afirma que el Chat es un nuevo género de expresión ya que no es posible definirlo como escrito ni oral al tiempo que deja al descubierto la forma en que las nuevas tecnologías revolucionan los modos de relación entre los sujetos sociales. Esta imposibilidad de clasificación según criterios canónicos es lo que permitiría definirlos como “género confuso”, concepto que a su vez, toma de Cliffort Geertz..

[10] Es decir, con su función cohesiva y gramatical, y no como partes de signos gráficos tal como son usados en la construcción de los “smileys o emoticonos”, elementos a los que nos referiremos más adelante.

[11] Al respecto, se puede consultar Cassany (1994), autor español que ha trabajado largamente las temáticas del código escrito y los modos de enseñar a redactar.

[12] Basta  volver aquí a los clásicos trabajos de la Escuela invisible de Palo Alto, en sus postulaciones sobre los axiomas de la comunicación, entre ellos, en particular a la diferencia entre comunicación analógica y comunicación digital, reservando la primera para el lenguaje gestual y corporal y la segunda para la comunicación verbal.

[13] Mientras que las cuestiones que acabamos de referir revisten un carácter general, es más complejo analizar la utilización de la coma, ya que se advierten en el estudio usos muy dispares. Podríamos aventurar aquí que estamos frente a casos de usos individuales y libres del recurso de la coma. Buscar regularidades en este caso, implicaría un estudio exhaustivo sobre este elemento que desborda los límites y posibilidades de este artículo. Al respecto, Vandendorpe (op. cit) afirma: “… la coma está cambiando de función y tiende a convertirse en un indicador de segmentación meramente lógico”. (p. 132) El uso del presente continuo indica que este cambio está en proceso, que estamos en una etapa de transición en la que sólo se pueden arriesgar hipótesis.

[14] Al respecto, dice: “El grano es el cuerpo en la voz que canta, en la mano que escribe, en el miembro  que ejecuta.” (Barthes; 1986: 270)


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